sábado, 17 de enero de 2009

Palos de ciego de ZP ante la crisis, ¿A dónde nos llevan?

Tras el estallido de la crisis subprime el pasado verano, el mercado inmobiliario español entró de lleno en una crisis de financiación y de venta de inmuebles en el que aún sigue inmerso. Desde entonces, representantes de inmobiliarias y constructoras negociaron directamente con la Oficina Económica de Moncloa con el objetivo de solicitar ayudas para atenuar su delicada situación.

¿Qué esconde Zapatero?

Esa banca para la que Zapatero está aprobando planes multimillonarios de rescate va a poner sobre la mesa el dinero necesario para que los rusos acometan la operación cuando se dijo que las medidas de apoyo a la banca eran para reactivar el crédito.
La petrolera rusa tiene la peor calificación crediticia de todo el sector a nivel internacional, lo cual le impide, en estos momentos de crisis financiera, obtener los recursos necesarios para acometer la adquisición del 30% de Repsol. Lukoil tiene que reestructurar su deuda y carece, por tanto, de capacidad para embarcarse en semejante operación. Además, aunque al Kremlin le gustaría apoyar muy gustosamente una operación encaminada a aumentar el dominio ruso sobre el sector energético europeo –y, por tanto, la capacidad del tándem Putin-Medvedev de condicionar las políticas y las decisiones de los países de la Unión Europea–, resulta que las reservas de divisas de Moscú están bajo mínimos, después de que empleara la mitad de ellas en sostener la Bolsa moscovita y perdiera también una buena parte de las mismas por haberlas invertido en Fannie Mae y Freddie Mac (ya saben, las agencias públicas estadounidenses supuestamente encargadas de dinamizar el mercado hipotecario norteamericano que están en el epicentro de la crisis de las hipotecas de alto riesgo o subprime).Pues bien, resulta que para superar esas dificultades, la banca española puede conceder créditos a Lukoil con los que financiar la adquisición del 30% de Repsol. Esa banca para la que Zapatero está aprobando planes multimillonarios de rescate –que se beneficia de la opacidad decretada por el Gobierno acerca de quién acude a los mismos y por qué importe– va a poner sobre la mesa el dinero necesario para que los rusos acometan la operación cuando se dijo que las medidas de apoyo a la banca eran para reactivar el crédito a las familias y empresas españolas, no para financiar operaciones corporativas. Pues si la banca española tiene capacidad para aportar esos créditos, ¿por qué no se los concede a una entidad de nuestro país o, en última instancia, a la SEPI, para que ésta se haga con ese paquete y lo coloque después, cuando sea el momento propicio, entre inversores españoles? Desde luego, empresas que podrían hacerse cargo de ese 30% de Repsol con ese apoyo de los bancos y cajas de ahorros las hay, por ejemplo, Iberdrola o ACS. O, ya puestos, esos créditos se le pueden conceder a la propia Sacyr para que no tenga que vender sus acciones de Repsol a la desesperada.
Por consiguiente, es preciso volver a plantearse el interrogante del principio. ¿Por qué esa entrega si, a poco que uno se pare a pensar, esa financiación que puede conceder la banca española a Lukoil puede dársela a una entidad con pasaporte español? ¿Tendrá algo que ver con la relación entre Zapatero y ese Hugo Chávez que está abriendo a Rusia de par en par las puertas de Venezuela y se está aliando con ella en la reedición de la guerra fría en versión siglo XXI? ¿Es una cuestión ideológica? El Partido Popular tiene que pedir muchas más explicaciones al Gobierno de las que le está demandando y el Ejecutivo tiene que ofrecer muchas respuestas, además de parar la venta del 30% de Repsol a los rusos.
Emilio J. González

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